viernes, 11 de febrero de 2011

CEBOLLA



Cebolla. Esa hortaliza tan útil y común en nuestras cocinas. Nunca nos pararíamos a pensar que tuviésemos, nosotros homo sapiens sapiens tan avanzados, algo en común con ella. Por dios. Que tontería.

Aunque no seamos conscientes y nuestras vidas transcurran entre un idas y venidas, bajones, subidones, cornisas de logros y socavones de perdidas, estamos llenos de capas. Capas y capas de miedos, de inseguridades, de amores estancados, de pensamientos caducados. Cada vez que nos quitamos una capa ganamos pero tambien nos hace llorar, nos escuece en el alma. Como nos escuece pelar una cebolla. Lloramos mientras nuestro estómago nos pide a gritos un poco de alimento. Al igual que lloramos cuando alguien no nos quiere mientras nuestro corazón nos pide a gritos que nos queramos un poco más a nosotros mismos.
Esas capas, que cada día aumentan, van colocándose de forma estratégica conformando nuestra personalidad, moldeándonos y haciéndonos ser como somos. Pintando el cristal desde donde miramos la vida, desde dónde decidimos los caminos que tomaremos. Cebollas distintas y hermosas, llenas de grietas, llenas de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario