jueves, 16 de junio de 2011

De pronto

Y de pronto todo explota.

Se cierran las puertas del tren. Tarde. Se pone en marcha. Te alejas. Me alejo. Amarga despedida. Mis ojos se cubren de lagrimas y dan paso a mis pensamientos. Revolotean. Se burlan. Me aprietan el corazón.
Tristeza.

Todo lo que hace un segundo parecía fuerte. Brillante. Enorme ante nuestras miradas. Se rompe en millones de cachitos sin sentido. Millones de palabras perdidas en el espacio de un sentimiento alicaído.

Me llenas el corazón. Punzadas. Dentelladas. Dolor persistente. Por pensar en no sentir tu abrazo. Por morirme de hambre sin tu sonrisa.


Y de pronto todo explota.

Deja vú reincipiente. Lágrimas. Malas noticias que llegan como el frío de invierno. Se apoderan de mis entrañas y las manejan a su gusto.

Creo que te quiero. ¿Me quieres?. No puedes. Soy un fantasma. Jamás podrás amar a alguien que no existe. Que se desvanece en cuanto agachas la cabeza.

Una nube negra se a posado encima de mi cabeza. No me deja respirar. Me he despertado con los ojos hinchados de soñar. De vivir sintiendo tu respiración en mi espalda. Tu calor. Tu interminable y vibrante calor. La lujuria que me ha llevado al precipicio.


Y de pronto todo explota.

Me siento sola. He roto el caparazón. Ese que me ha acogido estos días. He aterrizado. Odio tener que hacerlo. Odio pensar en no verte.

La vida me ha susurrado “basta”. Me ha dado un fuerte golpe en la espalda. Me he caído de morros al frio suelo de la culpa. Culpa. Mea culpa.

Increíble es todo lo que te siento. Increíble lo que te agarras a mi alma. Increíble con que sencillez eres capaz de llegar hasta lo más profundo de mi corazón. Cerrado. Derribado. Engañado. Torturado y mutilado de sentir.


Y de pronto todo explota

Mi pobre corazón gris. Que late insaciablemente. Tropezándose. Haciéndose daño una y otra vez. Sin entender ni una sola palabra. Sin comprender ni un solo beso, ni un solo abrazo, ni una sola mirada.

Te vuelvo a querer. Te lo digo con los ojos. Todo el rato. Por la calle. En la cama. Bailando. Soñando con la cabeza sobre tu pecho.

Incertidumbre. Dulce trayecto de vida. Vías de un tren que no llega. Latir de un sentimiento que no ríe. No sabe como decirte. No sabe como llegarte. No sabe como saberte. Saborearte.

Y de pronto todo explota.
Todo se empapa de un sabor dulzón a realidad. De un giro. De un tren que se marcha. De un adiós que no se escucha. De un secreto. Un pesado secreto. Un amargo y doloroso secreto que puede detonar ese adiós que aun no nos ha llegado. Que aún no nos ha partido por la mitad.

Explota mi alma en mil pedazos de cristales de recuerdos. De dolor actual y placer pasado. Dejaré que me lleve. Que me ahogue. Que me envuelva. Que me arrastre.



Y de pronto


Todo explota