domingo, 24 de junio de 2012

Mi ciudad



No eras mi destino principal. Jamás lo fuiste. Mi mente adolescente pensaba en otros lugares, más lejos, más oídos. Circunstancias de la vida. Casualidades. Luchas. Heridas. Me trajeron hasta ti. Y me arropaste. Me arropaste con tus cálidos brazos llenos de historias, personas, edificios, ilusiones. Y decidí quedarme. Dejarme llevar por ti. Muchos días, muchas casas, caras, noches, duelos, lágrimas, abrazos, miradas, sueños. Todo junto mezclado con tintes de futuro incierto que hacían más brillar mis esperanzas. Una etapa de mi vida inolvidable, indescriptible, indiscutiblemente fascinante. Aquí he madurado, me he hecho más fuerte, he aprendido a vivir y a seguir el camino. Mi camino. El que solo yo elijo y dirijo. Hecho por mi esfuerzo, por mi día a día. Tú siempre serás ese baúl que guardaré todos esos recuerdos. Tú siempre serás mis diarios perdidos. Mis verguenzas. Mis sonrisas. Mis sueños teñidos de azul. Gracias a todo lo que te compone, a todas esas personas que sin darse cuenta se han convertido en lo más bonito que tengo, que me impulsan en mi vuelo hacia el futuro, que me dan vida. Cada día. Cada amanecer. Respira la ciudad. Respira mi corazón sabiendo que siempre que quiera volver, estará esperándome con los brazos abiertos.