domingo, 17 de abril de 2011

Puñaladas a mi misma



Estoy cansada, aburrida, verdaderamente harta.

Estoy cansada de que mis sábanas no huelan a nadie, no huelan a nada más que a soledad. Cansada de pensar si serás tú o tú, o tal vez tú. De la incertidumbre de unos besos de escarcha y alcohol. De las noches vacías de calor. De esperar, desesperar y defraudarme. De vivir a la pata coja mientras el mundo se arrodilla. De pensar "hoy sí". Del cruce de miradas mentirosas. De unos labios que solo susurran palabras sin fondo. De un adiós profundo y distante. De una puerta que se cierra dejando atrás un olor dulzón a pasión robada.

Me aburre pensar cada día que alguien será algo para mí. Me estoy empezando a cansar de buscar y buscar. De tropezar y caer, de levantarme mientras mis rodillas flaquean. De no quererme lo suficiente y no dejar que nadie me quiera.

Me he dado cuenta de que esto se me está escapando de las manos. Estoy sumergida en una espiral sin salida. Tengo que poner fin. Decir basta. Dejar de buscarte en bocas que no saben más que a amarga lujuria.

Una noche, unos ojos, unos labios, dos cuerpos, dos alma encontradas. Un adiós. Otra grieta en mi alma.
Acumulando despedidas, hinchando ilusiones que se pinchan por no ser lo que creía. Por esperar una reacción, una salida. Convencida que se esconde en el fondo de algún bar, entre alguna sonrisa destacable sin darme cuenta que mi ceguera está acuchillándome el corazón.

Error tras error. Dolor.


"Dejar de dejarme. Dejar de intentar acercarme. Y a la vez, dejar, de alejarme de mi misma"





(Un día alguien me dijo "quierete un poco más". Me acabo de dar cuenta de ese gran consejo. Seguí ignorando esa trampa, sin saber el agujero que me estaba haciendo a mi misma. Seguí bebiendo la vida a tragos, sin ser consciente de las grandes resacas que dejaban heridas.
Sentirte mejor no es cosa de otros, no se encuentra en miradas, en besos ni en palabras. Está dentro de ti esperando a despertarse con una buena dosis de amor propio)