Remordimientos. Peso de la culpa sobre mis hombros. A veces tan frío. A veces tan entrañable. Me descolocas. Me teletransportas. Te quiero y no quiero quererte. Estoy mirando hacía un vacío que me aterra. Otra vez la misma historia. Otra vez mis dedos de los pies se asoman en el precipicio. Siempre sin frenos. Poniendo compuertas a un mar desenfrenado. Sin control. Borracho de sensaciones. Las olas de mi conciencia chocan contra las rocas de mi sinrazón. Me duele dolerme. Me siento mal pero cuando hago las cosas "correctas" tampoco me siento mejor. No me acabo de encontrar a mi misma. Ni a ti. Ni a los dos. Como siempre bajo este disfraz de plumas escondo el fuego. El fuego interno que siempre va conmigo, que me desvía. Que me inmortaliza y lo pinta todo de un color burlón. Cero autocontrol. Dulce droga del pecado. Lujuria.
Como un mar desatado por una tormenta me voy tragando los barcos que intentan surcarme. Los voy destrozando en mil pedazos. Hiriendome yo misma. Dejando en mis entrañas los esqueletos de marineros que tanto me cantaron. Que tanto dieron por mi. Y ahora otra historia más en mi partitura. Otra canción imposible. Otro arañazo al corazón.
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