martes, 20 de agosto de 2013

Lo que realmente quiero



Tengo la sensación de que hasta ahora todo lo que he tenido en el amor ha sido porque me he conformado con lo que ha aparecido.


Me he dejado llevar siempre tanto por los impulsos que todo lo demás ha quedado anulado. No se sentirme yo misma, no se que busco en una persona. Creo saberlo pero luego me pierdo en otro tipo de placeres cotidianos. Me conformo con que me demuestren lo justo y necesario. Me cabreo y me enfado y me vuelvo una niña. Y me hago daño a mi misma comportándome así.



Donde quedó esa sonrisa que me miraba a través de una pantalla. Que me decía que me quería. Que yo idealizaba. "Estoy seguro de que tu y yo acabaremos juntos" Me dices mientras pareces sonreir. O tal vez solo te esta cegando el sol y yo creo que sonries. Tal vez solo ha sido un sueño mio. Una imaginación como otras.

Ya no estoy segura de donde provenía todo lo que nos hemos dicho. Ya no estoy segura de donde proviene eso que me dices. Pero eso no es cosa mía. No puedo seguir tomando las cosas tan personalmente. No puedo seguir siendo un satélite de otra persona y dejando de lado lo que realmente debería importarme: yo y mi corazón.

Creo que tengo en mi cabeza instaladas ideas muy erróneas o al menos ideas que no me benefician en nada. Eso mezclado con un miedo horrible a quedarme sola, a que me abandonen, un sentimiento de niña que llevo arrastrando desde hace mucho tiempo hacen que me conforme. Que me conforme con cualquier cosa que se parezca al cariño. Que confunda sentimientos, que me sienta pequeña y que mis propios deseos y ambiciones queden anuladas.
 Y no lo soy. Soy fuerte y se lo que quiero. Se con quien me siento bien y con quien no. Se lo que es el respeto para mi y lo que me hace sentirme más viva. Se lo que quiero escuchar y no es lo que sale de tu boca. Pocas veces lo ha sido.

Por eso he de ser fuerte con mis palabras y mis actos. No quiero herirte pero menos herirme a mi misma y por dentro se exactamente lo que tengo que hacer. Se exactamente el camino que seguir ahora. Tengo que luchar contra ese nudo en el estómago que me producen los finales. No tener miedo. No dudar en una despedida. Es hora de aprender. Ser consecuente con mis acciones si las he decidido. Sacar de mi cabeza esa idea fijada de que puede que sea un error y pierda algo muy valioso para siempre. Nada es un error si te hace sentirte mal.

Es hora de hacerme valer
y demostrar lo que soy en realidad, lo que pienso y siento y no reducirme a las acciones y sentimientos de la persona que creía, sería como había imaginado.

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